Si te asomas a los ojos de ti, mujer, entonces descubrirás el destello de Dios en ti. Dios que te ha hecho ser mujer y tú que luchas por encontrarte cada día a ti misma. Hasta que un día, al mirarte al espejo, logras reconocer el destello de Dios en ti. Y por primera vez te reconoces ser quien eres: ¡una mujer! Ya no una niña ni una adolescente, sino toda una mujer que aunque a tu vista parezcas imperfecta, ante los ojos de Dios, Padre Amoroso, siempre podrás encontrar tu perfección como Él es perfecto; tu santidad como Él es santo; tu ser como Él Es.
Oremos: Señor Dios, quiero ser santa como Tú eres santo. Quiero ser quien Tú tienes planeado que yo sea. Quiero ser una mujer como María y hacer lo que Tú me pidas. Amén.
Profundiza: ¿Cómo llego a integrar lo mejor de mi niñez y/o mi adolescencia a quien soy yo como mujer hoy en día?
Reto: Verme a los ojos y saber que Dios me ama así como soy y estoy en este momento.
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